agosto 2021 Archivos
No envidies al hombre violento, y no escojas ninguno de sus caminos; porque el hombre perverso es abominación para el Señor; pero Él es amigo íntimo de los rectos.
“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza.” El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay otro mandamiento mayor que este.
El lento para la ira tiene gran prudencia, pero el que es irascible ensalza la necedad.
Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito.
Y en cuanto a ustedes, la unción que recibieron de Él permanece en ustedes, y no tienen necesidad de que nadie les enseñe; pero así como su unción les enseña acerca de todas las cosas, y es verdadera y no mentira, y así como les ha enseñado, permanecen en Él.
Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
La misericordia y la verdad nunca se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón. Así hallarás favor y buena estimación ante los ojos de Dios y de los hombres.
Entonces Jesús decía a los judíos que habían creído en El: Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Mejor es ser de espíritu humilde con los pobres que dividir el botín con los soberbios.
A quien he enviado a ustedes precisamente para esto, para que sepan de nosotros y para que consuele sus corazones.
Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos, guarda la prudencia y la discreción, y serán vida para tu alma, y adorno para tu cuello.
Así pues, ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular,
Nosotros amamos, porque El nos amó primero.
Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada.
Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los escogí a ustedes, y los designé para que vayan y den fruto, y que su fruto permanezca; para que todo lo que pidan al Padre en mi nombre se les conceda.
Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame en tu misericordia.
Pues no han recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que han recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.
Nadie tiene un amor mayor que éste: Que uno dé su vida por sus amigos.
Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni aborrezcas su reprensión, porque el Señor a quien ama reprende, como un padre al hijo en quien se deleita.
Pero si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu que habita en estudes.
Porque sol y escudo es el Señor Dios; gracia y gloria da el Señor; nada bueno niega a los que andan en integridad.
Compasivo y clemente es el Señor, lento para la ira y grande en misericordia.
El sabio de corazón aceptará mandatos, más el necio charlatán será derribado.
Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él. Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos.
No se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad.
Respondió el ángel que hablaba conmigo, y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y respondí: No, señor mío. Continuó él, y me dijo: Esta es la palabra del Señor a Zorobabel: "No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu"—dice el Señor de los ejércitos.
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: Nuestra fe.
Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará en contra nuestra? El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con Él todas las cosas?
El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque me ha ungido para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberar de la oscuridad a los prisioneros; para proclamar el año favorable del Señor, y el día de venganza de nuestro Dios; para consolar a todos los que lloran.
Por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu.