junio 2022 Archivos
Y el Señor será rey sobre toda la tierra; aquel día el Señor será uno, y uno su nombre.
El Señor cumplirá su propósito en mí; eterna, oh Señor, es tu misericordia, no abandones las obras de tus manos.
El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con ustedes, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la hallará.
No busquen venganza o guarden rencor contra su prójimo, en vez de eso amen a su prójimo como a si mismos. Yo soy el señor
¿Podrá alguno esconderse en escondites de modo que yo no lo vea? -declara el Señor. ¿No lleno yo los cielos y la tierra? — declara el Señor.
Pero fiel es el Señor quien los fortalecerá y protegerá del maligno.
Pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.
El Señor te protegerá de todo mal; El guardará tu alma. El Señor guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.
El que habita al abrigo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente.
Pues, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?
Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, para santificarla.
Y ustedes, padres, no provoquen la ira a sus hijos, sino críenlos en la disciplina e instrucción del Señor.
Canten a Dios, canten alabanzas a su nombre; abran paso al que cabalga por los desiertos, cuyo nombre es el Señor; regocíjense delante de Él. Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su santa morada.
Como un padre se compadece de sus hijos, así se compadece el Señor de los que le temen.
El padre del justo se regocijará en gran manera, y el que engendra un sabio se alegrará en él.
Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo.
Pues si ustedes siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
Los cielos proclaman la gloria de Dios, y la expansión anuncia la obra de sus manos. Un día transmite el mensaje al otro día, y una noche a la otra noche revela sabiduría.
Estén quietos, y sepan que yo soy Dios; exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra.
Sopórtense unos a otros y perdónense unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes.
Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
El Señor DIOS es mi fortaleza, Él ha hecho mis pies como los de las ciervas, y por las alturas me hace caminar.
Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde los siglos y hasta los siglos, tú eres Dios. Mil años son como un día para ti, como unas horas de la noche.
De manera que Cristo more por la fe en sus corazones; y que arraigados y cimentados en amor, sean capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que estén llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.
Por tanto, aliéntense los unos a los otros, y edifíquense el uno al otro, tal como lo estáis haciendo.
Tuya es, oh SEÑOR, la grandeza y el poder y la gloria y la victoria y la majestad, en verdad, todo lo que hay en los cielos y en la tierra; tuyo es el dominio, oh SEÑOR, y tú te exaltas como soberano sobre todo.
La suave respuesta aparta el furor, mas la palabra hiriente hace subir la ira.
Así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan.
Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo. Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y El habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos. El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.