septiembre 2022 Archivos
Y esto pido en oración: que su amor abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en todo discernimiento, a fin de que escojan lo mejor, para que sean puros e irreprensibles para el día de Cristo;
Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios.
Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque se disciernen espiritualmente.
Pero busquen primero su reino y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
Pues conocemos al que dijo: Mia es la venganza, yo pagaré. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!
Hijos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Y si alguno peca, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
Por tanto, no desechen su confianza, la cual tiene gran recompensa. Porque tienen necesidad de paciencia, para que cuando hayan hecho la voluntad de Dios, obtengan la promesa.
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza.
Por tanto, acéptense los unos a los otros, como también Cristo nos aceptó para gloria de Dios.
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes.
Hijos de Sion, regocíjense y alégrense en el señor su Dios; porque Él les ha dado la lluvia temprana para su vindicación, y ha hecho descender para ustedes la lluvia, la lluvia temprana y la tardía como en el principio.
No salga de su boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.
Nada hagas por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás.
Porque antes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor; vayan como hijos de luz.
¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que muestre por su buena conducta sus obras en mansedumbre de sabiduría.
Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él.
Por tanto, si hay algún estímulo en Cristo, si hay algún consuelo de amor, si hay alguna comunión del Espíritu, si algún afecto y compasión, hagan completo mi gozo, siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito.
En conclusión, sean todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde.
Regocíjense en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocíjense!
Levantaré mis ojos a los montes ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra.
Aun hasta su vejez, yo seré el mismo, y hasta sus años avanzados, yo los sostendré. Yo lo he hecho, y yo los cargaré; yo los sostendré, y yo los libraré.
Los ancianos deben ser sobrios, dignos, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la perseverancia.
Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen Espíritu me guíe a tierra firme.
A Él nosotros proclamamos, amonestando a todos los hombres, y enseñando a todos los hombres con toda sabiduría, a fin de poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo.
Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a Él, y haremos con Él morada.
Y acercándose Jesús, les habló, diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y he aquí, yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.
Retén la norma de las palabras sanas que has oído de mí, en la fe y el amor en Cristo Jesús. Guarda, mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros, el tesoro que te ha sido encomendado.
Así dice el Señor, tu Redentor, el Santo de Israel: Yo soy el Señor tu Dios, que te enseña para tu beneficio, que te conduce por el camino en que debes andar.
La tierra, oh Señor, está llena de tu misericordia; enséñame tus estatutos.
Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de el.