marzo 2023 Archivos
Porque les he dado ejemplo, para que como yo he hecho, ustedes también hagan. En verdad, en verdad les digo: un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que le envió.
Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas.
Entonces, cuando salió, Jesús dijo: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en Él.
Habiendo dicho Jesús esto, se angustió en espíritu, y testificó y dijo: En verdad, en verdad les digo que uno de ustedes me entregará.
Sin embargo, ahora Él los ha reconciliado en su cuerpo de carne, mediante su muerte, a fin de presentarlos santos, sin mancha e irreprensibles delante de Él,
...aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
No digas: Yo pagaré mal por mal; espera en el Señor, y Él te salvará.
¡No se avergüencen de mí los que en ti esperan, oh Señor, Dios de los ejércitos! ¡No sean humillados por mí los que te buscan, oh Dios de Israel!
Y aunque ustedes antes estaban alejados y eran de ánimo hostil, ocupados en malas obras.
Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares.
El temor del Señor es aborrecer el mal. El orgullo, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa, yo aborrezco.
Porque agradó al Padre que en Él habitara toda la plenitud, y por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de su cruz, por medio de Él, repito, ya sean las que están en la tierra o las que están en los cielos.
E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Él fue manifestado en la carne, vindicado en el Espíritu, contemplado por ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.
Llena está mi boca de tu alabanza y de tu gloria todo el día.
Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación.
Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia; y Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin de que Él tenga en todo la primacía.
Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, El igualmente participó también de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo.
Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; haz resplandecer tu rostro sobre nosotros, y seremos salvos.
Y Él es antes de todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen.
Alzad vuestros ojos a los cielos, y mirad la tierra abajo; porque los cielos como humo se desvanecerán, y la tierra como un vestido se gastará. Sus habitantes como mosquitos morirán, pero mi salvación será para siempre, y mi justicia no menguará.
Escucha, oh Señor, mi oración, y atiende a la voz de mis súplicas. En el día de la angustia te invocaré, porque tú me responderás.
Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien crucificaron, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
Santifiquen a Cristo como Señor en sus corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes, pero háganlo con mansedumbre y reverencia.
El SEÑOR te protegerá de todo mal; El guardará tu alma. El SEÑOR guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.
Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él.
Cerca está mi justicia, ha salido mi salvación, y mis brazos juzgarán a los pueblos; por mí esperan las costas, y en mi brazo ponen su esperanza.
Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento a fin de que conozcamos al que es verdadero; y nosotros estamos en aquel que es verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna.
No es bueno el afán sin reflexión; las muchas prisas provocan errores.
Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos.
Como está de lejos el oriente del occidente, así alejó de nosotros nuestras transgresiones.