marzo 2024 Archivos
No envidies al hombre violento, y no escojas ninguno de sus caminos; porque el hombre perverso es abominación para el Señor; pero Él es amigo íntimo de los rectos.
Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya.
"Yo no soy el Cristo, pero he sido enviado antes de Él." El que tiene la novia es el novio, pero el amigo del novio, que está allá y le oye, se alegra en gran manera con la voz del novio. Y por eso, este gozo mío se ha completado.
"Pero encarga a Josué, y anímale y fortalécele, porque él pasará a la cabeza de este pueblo, y él les dará por heredad la tierra que tú verás."
¿Donde está, pues, la jactancia? Queda excluida. ¿Por cual ley? ¿La de las obras? No, sino por la ley de la fe. Porque concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley.
Pues todos son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús. Porque todos los que fueron bautizados en Cristo, de Cristo se han revestido.
El rey respondió y dijo: ¡Miren! Veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego sin sufrir daño alguno, y el aspecto del cuarto es semejante al de un hijo de los dioses.
De manera que la ley ha venido a ser nuestro ayo para conducirnos a Cristo, a fin de que seamos justificados por fe.
Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús.
Y el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma corporal, como una paloma, y vino una voz del cielo, que decía: Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido.
Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas; es decir, la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque no hay distinción;
Y a aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros, a Él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.
Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que sus pecados sean borrados, a fin de que tiempos de renovación vengan de la presencia del Señor, y Él envíe a Jesús, el Cristo designado de antemano para ustedes.
Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu.
Hermanos, sean imitadores míos, y observen a los que andan según el ejemplo que tienen en nosotros.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.
Y pondré enemistad entre tu y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el talón.
Y designó a doce, para que estuvieran con El y para enviarlos a predicar,
Cristo nos redimió de la condenación de la ley, habiéndose condenado por nosotros: Condenado todo aquel que cuelga de un madero.
Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia.
Pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, el cual es Jesucristo.
Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo el que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la ley. Claramente nadie está justificado ante Dios, porque “El justo vivirá por la fe”.
¿Entonces qué? ¿Somos nosotros mejores que ellos? De ninguna manera; porque ya hemos denunciado que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado; como está escrito: No hay justo, ni siquiera uno.
La salvación es del Señor. ¡Sea sobre tu pueblo tu bendición!
Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo.
Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido que estaba con ella, y él comió.
Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócele en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas.
Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces ustedes también seréis manifestados con Él en gloria.
Porque todavía son carnales. Pues habiendo celos y contiendas entre ustedes, ¿no son carnales y andan como hombres?
En aquellos días llegó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, diciendo: Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.
Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él.