julio 2024 Archivos
Porque la apariencia de este mundo es pasajera.
Procuraban, pues, prenderle; pero nadie le echó mano porque todavía no había llegado su hora. Pero muchos de la multitud creyeron en El, y decían: Cuando el Cristo venga, ¿acaso hará más señales que las que éste ha hecho?
Y ahora, ten a bien bendecir la casa de tu siervo, a fin de que permanezca para siempre delante de ti; porque tú, oh Señor Dios, has hablado y con tu bendición será bendita para siempre la casa de tu siervo.
Cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes se admiraban de su enseñanza; porque les enseñaba como uno que tiene autoridad, y no como sus escribas.
Sin embargo, nosotros sabemos de dónde es éste; pero cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es.
Y no traerás cosa abominable a tu casa, pues serás anatema como ella; ciertamente la aborrecerás y la abominarás, pues es anatema.
Moisés pensaba que su pueblo entendía que Dios lo estaba usando para rescatarlos, pero ellos no entendieron.
¡Miserable de mí! ¿Quién me liberará de este cuerpo de muerte? Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.
"Haz la cadena, porque la tierra está llena de crímenes sangrientos y la ciudad llena de violencia.
Oh Señor Dios, por eso tú eres grande; pues no hay nadie como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
No te espantes de ellos, porque el SEÑOR tu Dios está en medio de ti, Dios grande y temible.
Ciertamente no hay hombre justo en la tierra que haga el bien y nunca peque.
Las grandes pruebas que tus ojos vieron, las señales y maravillas, y la mano poderosa y el brazo extendido con el cual el Señor tu Dios te sacó. Así el Señor tu Dios hará con todos los pueblos a los cuales temes.
"Pero los santos del Altísimo recibirán el reino y poseerán el reino para siempre, por los siglos de los siglos."
Pues el Cordero en medio del trono los pastoreará y los guiará a manantiales de aguas de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.
El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta ha surgido entre nosotros, y: Dios ha visitado a su pueblo.
No hay nada fuera del hombre que al entrar en él pueda contaminarlo; sino que lo que sale de adentro del hombre es lo que contamina al hombre.
y se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, y oran, buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra.
Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Por eso, todo cuanto quieran que les hagan los hombres, así también hagan ustedes con ellos, porque esta es la ley y los profetas.
Por tanto, no refrenaré mi boca, hablaré en la angustia de mi espíritu, me quejaré en la amargura de mi alma.
Y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.
Oh Dios justo, quien mira mentes y corazones, trae el fin de la violencia de los oprimidos y asegura a los rectos de corazón.
"Ahora pronto derramaré mi furia sobre ti y descargaré mi ira contra ti; te juzgaré conforme a tus caminos y traeré sobre ti todas tus abominaciones".
Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
Pero ahora hemos quedado libres de la ley, habiendo muerto a lo que nos ataba, de modo que sirvamos en la novedad del Espíritu y no en el arcaísmo de la letra.
Porque si en verdad enmiendan sus caminos y sus obras, si en verdad hacen justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimen al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni derraman sangre inocente en este lugar, ni van en pos de otros dioses para su propia ruina, entonces los haré morar en este lugar, en la tierra que di a sus padres para siempre.
El cuerpo de la esposa no solo le corresponde a ella, sino también al marido. Y de igual manera el cuerpo del marido no le corresponde solo a él, sino a la esposa. No se priven el uno del otro, excepto de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicarse a la oración; vuelvan después a juntarse a fin de que Satanás no los tiente por causa de su falta de dominio propio.
Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Enmienden sus caminos y sus obras, y los haré morar en este lugar.
Porque con el juicio con que juzguen, serán juzgados; y con la medida con que midan, se les medirá.
Oh SEÑOR, Dios mío, en ti me refugio; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame,