Pensamientos sobre el Verso de Hoy
¿Qué tenemos que temer si Dios ha mandado a su hijo a morir por nosotros? ¿Qué hay que temer si no nos pueden separar del amor que Dios nos tiene en Cristo Jesús? ¿Qué hay que temer de nosotros si Dios ha derramado su Espíritu en nuestros corazones para asegurarnos y fortalecernos en nuestra debilidad? El amar a Dios y a sus hijos, nos recuerda el amor que nos tiene, que es mucho más grande que el pobre amor que demostramos a los demás. En vez de correr de Él por temor, nos inclinamos ante Él dándole gracias, sabiendo que el que escucha nuestras oraciones es también el que nos ama y anhela calmar nuestros temores.
Mi oración
Padre Amado, gracias porque puedo darte reverencia sin temer a tu enojo. Gracias porque puedo respetar tu palabra y no temer mis limitaciones. Que tu amor produzca en mí una semejanza de tu santidad, justicia y misericordia, mucho más grande que todas las leyes, amenazas y jueces. Oro en el nombre poderoso de Jesús, quien me redimió del pecado y derramó su amor encima de mí. Amén.